Retomamos esta serie de artículos sobre coches famosos e icónicos de todos los tiempos. La iniciamos hablando de Relámpago, el coche de Grease y, en esta ocasión, nos vamos a centrar en el protagonista de otra película mítica. Es, desde luego, un film mucho más oscuro e inquietante, no tan pegadizo pero igual de memorable que el de Travolta y Olivia Newton-Jhon.
Uno de los coches famosos más aterradores
Si te gusta el cine de terror, seguro que has visto o has oído hablar de la película estadounidense Christine. Dirigida por John Carpenter en 1983, cuenta la historia de un automóvil diabólico y criminal. Es la versión audiovisual de la novela homónima escrita por el siempre impresionante Stephen King.
Aunque el actor principal es Keith Gordon, fantástico en el papel de Arnie Cunningham, el Plymouth Fury rojo y blanco de 1958 es el auténtico protagonista de este largometraje de culto sobre automovilismo perverso.
Este modelo fue fabricado entre 1956 y 1978 por la marca Chrysler. Se lanzaron hasta seis generaciones diferentes, si bien ninguna se comercializaba ya en el mercado de los vehículos nuevos cuando se estrenó la película.
En su momento, el Plymouth Fury fue concebido como una opción de alta gama, con exuberantes aletas y motores cada vez más potentes.
Una trama sobrecogedora
Cuando Arnie Cunningham, un joven torpe y socialmente desubicado, consigue comprar el coche de sus sueños, los fenómenos extraños comienzan a acumularse en su entorno. Los espectadores, absortos en la sucesión de siniestros ocurridos, acabamos descubriendo que un espíritu maligno y diabólico, tan celoso como vengativo, ha poseído el vehículo. Lo tiene muy claro: está decidido a destruir a cualquiera que le haga daño a él o a su propietario. Y como es capaz de autorrepararse, resulta prácticamente indestructible.
El desenlace y la originalidad de la película convierten a este Plymouth Fury con matrícula amarilla de California en uno de los coches más famosos de la ficción mundial. Por cierto, en Talleres Garygar todavía no dominamos la magia de la autorreparación autónoma de los vehículos. Pero te dejamos el tuyo en perfecto estado de chapa y pintura cuando lo necesitas. Tan impecable como Christine quedaba después de cada regeneración.